Tal y como yo lo interpreto, un curso acabado es como un libro cerrado, un libro recién terminado repleto de aventuras llenos de momentos buenos y malos, un laberinto superado en el que no volveremos a entrar nunca más y que estará encriptado para siempre. Los viejos recuerdos los clasificamos, quedándonos únicamente con lo positivo. Pero de lo negativo también se aprende, de ahí que nos hagamos más fuertes y que nos sintamos más poderosos, con más capacidad al resolver nuestros problemas. Ojo: Pero hay que pensar siempre en positivo y continuar hacia adelante, sin detenernos otra vez en el pasado. La vida continúa y debemos vivirla. Si nos detenemos en el pasado, no nos servirá de nada continuar.
Por eso, el verano es como un stop de tanto recorrer. Espero que lo disfrutéis muchísimo, mis queridos lectores, os lo merecéis.
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