¡Hola, chicos! Me llamo Alexandra Scott, pero podéis llamarme Alex. Soy amiga de Ciara, Felicity, Melisa, Ella y Sheila. Además de gustarme estar con mis amigos, familia y además de gustarme los animales, también me gusta el deporte. Actualmente practico equitación y fútbol.
Desde pequeña practicaba todo tipo de ellos: Natación, surf, kárate, ciclismo, patinaje sobre ruedas, patinaje sobre hielo...pero también practicaba ballet. Tomé clases cuando tenía seis años, pero seis años después lo dejé por motivos de estudio.
Este capítulo, tal y como es, va a tratar el tema del ballet, pero también de apuestas. Si no queréis meteros en problemas por culpa de una ridícula apuesta, más vale que no hagáis ninguna y que paséis de todo lo que os digan determinadas personas.
Todo empezó la semana pasada, cuando Ciara y Felicity (quienes practican ballet de mi grupo de amigas) empezaron a clase de ballet:
-¡Por fin ha llegado el día!-exclamó Felicity, loca de contenta-. ¡Qué ilusión!
-Mucho más cuando las otras nos observen desde el gimnasio, Felicity-le dijo Ciara-. Pero hay que concentrarse en bailar y no en los demás. Me acuerdo cuando empezamos el año anterior: Hiciste muy "buena entrada".
Felicity le pegó un codazo a Ciara:
-Hemos acordado que nada de recordarme mi entrada del año anterior-le dijo.
La entrada de Felicity el año anterior fue que miró accidentalmente a un chico guapo del equipo de fútbol del gimnasio, perdió el ritmo y se cayó al suelo. Nosotras también habíamos observado la torpe pero graciosa caída, todas nos habíamos tronchado de risa excepto Ella, que, al igual que Felicity, comparte su rasgo de despiste.
-Vale, era una broma, Felicity-dijo Ciara-. Lo siento.
-Más te vale que no lo vuelvas a repetir el año que viene, porque si haces tú este año una entrada graciosa y torpe, me reiré yo el año que viene-dijo Felicity.
-Tenéis que reuniros en el gimnasio en cinco minutos, señoritas-les dijo la señorita Spencer, la profesora de ballet de Ciara y Felicity-. Este año también empezaremos sin usar las barras para comprobar si habéis practicado lo suficiente mis ejercicios durante el verano.
Felicity, como no era de extrañar, se había olvidado de los ejercicios que le había mandado practicar la señorita Spencer, al igual que años anteriores. Ciara, que miró su cara pálida, le dijo:
-No me dirás ahora que no has practicado durante el verano, Felicity.
-No-respondió Felicity-. Un día que fui a ordenar mi cuarto tiré todos los papeles que había al contenedor, absolutamente todos, pero también tiré el de los ejercicios de la señorita Spencer.
Ciara se rió, pero Felicity le metió otro codazo:
-Vale, perdona-se disculpó Ciara.
-Por lo menos practiqué los pasos simples-dijo Felicity, y añadió un suspiro de estrés-. ¡Hay que ver lo que es volver al trabajo!
Las chicas se reunieron en el gimnasio con el resto de las alumnas y la señorita Spencer, que tenía la lista de las alumnas en la mano:
-Llamaré por orden salteado, empezando por Felicity Vega-decidió.
-Señorita, prefiero cederle el turno a...-dijo Felicity, pero la señorita Spencer no cambió de opinión:
-Felicity, si yo te llamo para que me demuestres que has practicado los ejercicios, es para que tú me lo hagas, y sabes muy bien que yo nunca cambio de opinión a la hora de decidirme-dijo la señorita Spencer-. Así que ahora vas a salir a la pista mientras yo te pongo la música, ¿de acuerdo? Empezaremos con el movimiento Arabesque, si no te importa.
La señorita Spencer, como habéis averiguado, era la mítica "profesora sargento", así que Felicity no tuvo más remedio que salir a la pista e intentarlo. En cuanto la señorita Spencer puso la música empezó, en lugar del movimiento Arabesque (apoyar el cuerpo en una pierna y la otra se levanta estirada por detrás mientras mantienes los brazos estirados), en el movimiento Fouetté (giro sobre una pierna cuyo pie se estira y vuelve a su posición normal durante las vueltas, y la otra pierna impulsa el giro sin tocar el suelo). Pero este año dio la casualidad de que no hizo otra de sus "malas entradas", al contrario, le salió todo bien:
-Felicity, he dicho movimiento Arabesque, no Fouetté, aunque reconozco que, para ser un movimiento Fouetté, está muy bien realizado. Te lo paso por alto-dijo la señorita Spencer. Entonces llamó a Ciara-: Veamos lo que sabes hacer, Ciara, empieza por ese mismo movimiento.
-¿Por el Fouetté, señorita Spencer?-preguntó Ciara.
-Sí, ese mismo-respondió la señorita Spencer.
En cambio, Ciara (que había practicado durante todo el verano) fue la que falló, y la señorita Spencer paró la música y le dijo:
-Ciara, me has sorprendido. Dime, ¿has practicado este verano?
-Todo el verano, un poco cada día, hice sus ejercicios todos los días-respondió Ciara.
-Felicity lo ha hecho algo mejor, probablemente deberías aprender de ella-dijo la señorita Spencer-. Aunque bien hecho por tu parte. Sigue siendo así de estudiosa.
Eso crispó un poco a Ciara, evidentemente. Se lo tomaba todo muy en serio, y cuando se trataba de ejercicios y deberes, ¡ni os cuento! Pero ella es una de esas chicas que quieren salir adelante y que les vaya todo bien, además de ser una chica perseverante.
Al salir del gimnasio, desanimó su cara, mientras que Felicity lucía una amplia sonrisa. Aunque hubiera realizado el paso equivocado, lo había hecho bastante bien:
-Anima esa cara, Ciara-le dijo a Ciara.
-¿¡Que la anime!? ¡Si ni siquiera has estudiado y aun así te la pasa por alto! ¡Alucino!-exclamó Ciara, más crispada todavía-. ¡Y yo, en cambio, he practicado todo el verano! ¡Todos los días incluso, lo que me provocó algún esguince que tuve que tratar! ¡Encima que he estudiado, ¿tienes que decirme que anime la cara cuando supongo que la señorita Spencer no me ha puesto más que un mero suficiente?!
-Por lo menos agradece que te ha felicitado por haber estudiado-le dijo Felicity.
-¡Pero esta vez no ha visto los pasos que he realizado porque estaba demasiado centrada en ti!-exclamó Ciara, enfadada.
Entonces se dirigió hacia mí:
-Me voy a casa-me dijo.
-¿Qué te pasa, Ciara?-le pregunté.
-¿¡Que qué me pasa!?-exclamó Ciara-. ¡Llevo practicando todo el verano los ejercicios, que me provocaron un esguince que tuve que tratar! ¡Y encima la señorita Spencer dice que podría aprender de Felicity, cuando ella tiró los ejercicios al contenedor y ni siquiera los practicó, sólo unos pasos simples!
-Ciara, tranquilízate-intenté calmarla, pero cuando está de ese estado de humor, no hay quien la pueda calmar:
-No puedo tranquilizarme. ¡He de practicar más! Si la señorita Spencer dice que podría aprender de Felicity, he de practicar más para que se de cuenta de que yo he practicado más durante el verano.
Eso es un pequeño inconveniente: El ballet puede llegar a ser una adicción, a pesar de ser un deporte muy bonito y bueno tanto para los que practican, como los que contemplan los movimientos de los bailarines.
-¡No puedes! ¿Y si eso te provoca otro esguince?-le dije.
-Me da igual-declaró Ciara-. ¡Quiero practicar y sanseacabó!
Así era Ciara: Cuando se le metía una idea en la cabeza, no había nadie capaz de sacársela. A partir de ahí fue cuando se enfadó con Felicity y no volvió a hablarla. La pobre Felicity se sentía culpable consigo misma e incluso lloraba todos los días de arrepentimiento.
-No entiendo por qué Ciara se lo tiene que tomar todo tan en serio...a veces me repugna un poquito, de verdad-dijo Melisa.
-Me parece absurdo, la verdad es que ahí Ciara fue muy necia-dijo Sheila-. Además, si no es ella quien lo haga todo bien, se vuelve loca. La verdad, eso es codiciar los bienes ajenos y es muy tonto por su parte.
-Sí, Sheila, estoy de acuerdo-dijo Ella-. Para encima, la pobre Felicity se siente desdichada...es Ciara quien debería disculparse. Alex, tú que andas observándola últimamente porque a ti te hace más caso, ¿qué nos cuentas?
-Ciara ha estado practicando el ballet, no pude detenerla, lo siento mucho-conté.
-¡Estamos perdidas si no hacemos nada!-replicó Melisa.
-Más vale tarde que nunca, Melisa-dije, con serenidad-. Para arreglar un conflicto se necesita paciencia y mucha calma.
-Habla la señorita Nopudedeteneramiamigaporquehesidounacobarde-me atacó Melisa sin motivo, y se marchó enfadada.
Eso me molestó, efectivamente, cosa que notó Ella, aunque yo tratara de disimular que no me molestara ni una palabra de lo que Melisa me dijo:
-Alex, la actuación no es tu fuerte-me dijo Ella-. No trates de disimular, porque no va a merecer la pena. Te ha afectado lo que te ha dicho Melisa, ¿verdad?
Ella era un despiste, pero experta en identificar lo que trama la gente.
-Vale, sí-admití.
-Melisa no va en serio, Alex-me dijo Sheila-. Sólo quiere que su hermana esté bien y que Ciara arregle de una vez las cosas. Me temo que el conflicto no va a depender de nosotras, sino de Ciara: Ella lo provocó, ella tendrá que arreglarlo.
-No va a depender de Ciara todo, Sheila-dijo Ella, a la que en ese momento se le ocurría una idea. Siempre que ponía cara perversa se le ocurría una idea brillante.
-¿Qué idea tienes ahora?-le pregunté a Ella.
-Muy sencillo-me explicó Ella-. Tú eres la mejor amiga de Ciara, ¿verdad? Pues tienes que tratar de convencerla para que arregle las cosas con Felicity. Créeme, Alex, a ti te haría caso.
-La actuación no es mi fuerte, me lo acabas de decir hace 10 segundos-le recordé.
-¡Ups, es verdad!-se acordó Ella-. Pero inténtalo de todas formas. Tú eres su mejor amiga, seguiría tus consejos.
-A ti se te da bien actuar, Ella, ¿por qué no la convences tú?-le dije.
-Venga, no pasa nada porque lo intentes tú-me animó Ella-. Todo saldrá bien, tú eres una persona que lo haces todo bien si te propones hacerlo bien.
-Gracias, Ella-le dije.
-Ahora te voy a hacer una pregunta: ¿Vas a hacerlo o no?-me dijo Ella.
-Sí-respondí.
-¡A por todas, campeona!-me dijo-. ¡Muchísima suerte!-me deseó.
-Gracias-dije.
Ella tenía razón: No todo dependía de Ciara. Pero más tarde me enteré del verdadero nudo:
Ciara había caído en una trampa de Valerie. Fui a espiarlas al baño de las chicas, y las pillé hablando juntas:
-Ciara, ¿qué tal va la apuesta?-le preguntó Val a Ciara.
-De maravilla, pero sabes muy bien que me las pagarás bien caras, Valerie-respondió Ciara-. ¿Por qué me has leído el diario y has leído lo que he escrito recientemente?
-Mientras sea una chica popular, no vas a impedirme que yo me salga con la mía-dijo Valerie-. Tengo miles de fans a mis pies. Y si tú no cumples con tu palabra, yo voy a contarle a todo el mundo la página que has escrito en tu diario recientemente y la que saldrá perdiendo serás tú.
-Eres una rata asquerosa, Valerie-la insultó Ciara.
-Eso me llamáis tú y tus amiguitas, Ciara, pero nadie os va a creer, nadie, ni siquiera la tutora-dijo Valerie-. Dicen que la perfección no existe, pero eso se va a dejar de decir en cuanto me vean: Soy la primera criatura perfecta de este mundo: Dones perfectos, estilo perfecto, la amiga perfecta, la estudiante ideal...soy perfecta al 100%.
Ciara decidió pasar de ella, y yo decidí marcharme antes de que Valerie me pillara. ¡Aquello era horrible! Desde luego, no iba a permitir nada semejante, así que, en cuanto salimos de clase, yo seguí a Ciara sigilosamente hasta que le di una sorpresa:
-¡Ciara!-la llamé.
Ciara se volvió y me miró. Después se dio media vuelta y se fue.
-Oye, háblame, por favor-le pedí-. Ya sé lo que te pasa.
-¡Sshhhh! ¡No me debe pillar!-me dijo-. ¡Venga, escondámonos!
Nos escondimos en un callejón en el que Valerie nunca se escondería ni muerta.
-¿Por qué aquí?-preguntó Ciara, una vez que llegamos al callejón-. ¿No hay otro lugar más apropiado y decente?
-Es el único lugar donde Valerie nunca se escondería ni espiaría ni muerta-le respondí-. Tiene miedo a la oscuridad, a los vagabundos y a las ratas.
-¿Y Jessica?-me preguntó.
-Jessica no irá aquí porque también tiene esas fobias-respondí-. Fíate de mí. Ahora cuéntame lo que ha pasado con Val.
Ciara me contó que el martes se le había caído el diario en el baño y lo había dejado allí. Entonces entró Valerie al servicio y vio el libro tirado en el suelo, decidió echarle un vistazo y...¡zas! Se puso a leer una página cuyo contenido era la discusión y los celos que tenía de Felicity el primer día que había comenzado a ballet.Y Valerie la había obligado a que no nos hablara porque si no le contaría a todo el mundo lo ocurrido en el gimnasio.
-Dejé de practicar ballet-concluyó-. Ahora entiendo por qué Jessica se siente tan acosada por esa víbora.
-Ciara, debiste contarlo-le dije.
-¡Ya te lo he dicho, hice una apuesta con Valerie! Si la rompo...ya sabes lo que va a pasar-me recordó.
-Felicity está muy mal desde que te enfadaste con ella-le dije-. ¿Por qué no arreglas las cosas?
-Alex, otra de las condiciones que me dijo Valerie es que no tenía que pedirle disculpas a Felicity, que me olvidara de esa "infantil", que sus "bacterias infantiles" me contagiarían y me convertirían en una chica igual de "ridícula" e "infantil" que ella-me contó Ciara-. Me sentí fatal al aceptar la apuesta, pero no quería quedar como una idiota. Cada día, Valerie me seguía para observarme por si rompía la apuesta, y no tenía ningún momento para contároslo. Pero antes, cuando iba de camino a casa, la despisté y me pude librar de ella por un pequeño rato.
-Valerie es rematadamente boba-dije-. Deberían darle la beca para un manicomio, y debería ir allí para dejarnos en paz. Nos está trastornando, a nosotras y a Jessica.
-Sí-dijo Ciara.
-Hay que darle una lección, tú ve a arreglar las cosas con Felicity, el empujoncito depende de mí, pero el resto depende de ti-dije-. Yo me ocuparé de Valerie y me aseguraré de que no te siga, de paso le daré la lección.
-¿Y si Valerie te despista?-preguntó Ciara.
-No te preocupes, entonces la seguiré-respondí.
Pensé que sería mejor seguir a Valerie y mantenerla ocupada mientras Ciara arreglaba sus asuntos con Felicity. De camino me topé con Ella, quien finalmente se apuntó, luego me encontré con Melisa y finalmente con Sheila, que también se apuntaron para darle una buena paliza a Val.
-¡Se va a enterar de quienes son....la pandilla!-exclamó Ella.
-Hay que proponer un nombre para la pandilla, pero es mejor dejarlo para después de azotar a Valerie-dije.
Valerie no se volvió ni un segundo hacia atrás para comprobar si alguien la seguía. Entonces fue cuando actué yo (dando todo lo que podía, claro, a mí actuar no se me da muy bien) fingiendo que iba haciendo footing, y traté de hacer todo lo posible para llamar la atención de Valerie:
-No hay nada mejor...-jadeé-, que correr un poquito. ¡Desde luego, cómo tonifica los músculos y qué aire siento en mis pulmones!-fue mi frase.
Valerie se tragó la caña de pescar entera, tal y como esperaba:
-Normal, estás demasiado gorda, deberías tonificarlos por lo menos todos los días-dijo la inepta, que ignoraba al cien por ciento que yo era deportista.
-Valerie, yo hago gimnasia todos los días, al contrario que tú-dije-. O, mejor dicho, tú tonificas tu estupidez a base de hacer daño a los demás y por eso engordas tanto. Para mí, no hay peor estupidez inhumana que hacer daño a una persona cuando no quieres que te hagan a ti lo mismo. Eso es de ineptos como tú.
-¿Cómo sabes a quién voy a hacer daño?-preguntó Valerie.
-Valerie, muy buen intento al intentar hacerme caer en otra de tus insolentes trampas, pero no he nacido ayer, para tu desgracia, sé que es una desgracia para ti el no hacer caer en tus trampas a los demás-respondí-. Te conozco desde que éramos pequeñas y siempre que un malvado está silencioso es que está tramando algo a espaldas del superhéroe.
-¡No me hagas reír!-exclamó Valerie-. ¿Tú, superheroína? ¿Quién eres? ¿Catwoman, de Batman? ¿La chica invisible, de los Cuatro Fantásticos? ¿Cactus, de Las Supernenas? ¡Pppfff! ¡Por favor! ¡Los superhéroes y villanos son cosas de críos de cinco años, Alex! Necesitas madurar.
-Hay gente mayor a la que les encanta los superhéroes, ¿sabes?-le dije-. Marvel me encanta, tiene muy buenos tebeos de superhéroes. Y Las Supernenas me encantan desde que tenía seis años, y has acertado con mi favorita: Cactus. Sí, me identifico mucho con ella: De pequeña, cuando Felicity y Ciara (mis amigas más antiguas) y yo jugábamos a Las Supernenas, yo solía ser Cactus; Ciara, Pétalo; y Felicity, Burbuja. Y siempre pensábamos que tú serías Princesa, la niña caprichosa enemiga de Las Supernenas, que, al igual que ellas, quería ser una Supernena. De hecho, fuiste una vez Princesa, ¿te acuerdas? Teníamos cuatro años y jugamos un día a Las Supernenas, y todavía seguimos agradeciendo tu participación. Has interpretado de maravilla a la enemiga. Si te hubieran visto miles y millones de personas, estoy segura de que hubieses recibido un Óscar.
Valerie quedó pasada, tal y como imaginaba. Recordarle lo que para ella eran sus peores recuerdos la fastidiaba muchísimo. Todavía ahora mismo me estaba recordando a Princesa.
-Si hubiese recibido un Óscar diría que por lo menos saldría algo bueno de aquel estúpido juego infantil-dijo, tras una pausa incómoda-. Oye, Alex, lamento tener que dejarte, pero créeme, si intentas ser mi amiga, no te va a funcionar.
-¡Para nada! ¡Yo no quiero ser tu amiga! Pero quiero saber tu "poción mágica"-dije.
-¿A qué te refieres?-me preguntó.
Mientras intentábamos distraer a Valerie, Ciara por fin había llegado a casa de Felicity. La señora Vega la abrió:
-Disculpe, señora Vega, ¿está Felicity en casa?-preguntó Ciara.
-¡Por supuesto, Ciara!-respondió la señora Vega de forma agradable-. Puedes pasar. Felicity está en su cuarto.
-Muchísimas gracias-dijo Ciara.
-A ti por venir-le dijo la señora Vega.
Ciara subió al cuarto de Felicity y llamó a la puerta:
-Quien esté llamando, que pase-le permitió.
Ciara entró y se disculpó:
-Felicity, quisiera disculparme por mi odioso comportamiento, no debí estar celosa.
Pero Felicity la ignoró y fingió con arrogancia como si oyera fantasmas:
-¿Qué estaré oyendo? ¿Fantasmas? Desde luego, no volveré a pasar por la prueba de ver pelis de terror, pero tampoco volveré a pasar la prueba en la que una amiga me ignore y ni siquiera se haya disculpado!
-Ya te he dicho que lo siento mucho-dijo Ciara, haciendo énfasis en la frase-. Valerie leyó mi diario adrede porque se me había caído en el baño por accidente y me obligó a que no me reconciliara contigo porque si no le contaría todo lo que leyó escrito por mí recientemente. Pero recibí apoyo de las demás y por eso estoy aquí. Si no hubiese estado aquí por ellas, tal vez Val me hubiera pillado y le hubiese contado a todo el colegio el tema de nuestra pelea y mis insoportables celos. No se volverá a repetir, Felicity, te lo prometo. Lo haré si me perdonas. A la próxima, te juro que no volveré a tener celos. Con eso he aprendido a que nadie es perfecto. ¡Pero perdóname, por favor!-le suplicó a Felicity.
Felicity le dedicó una amplia sonrisa a Ciara y la miró con alegría:
-¿Por qué no iba a perdonar a una amiga tan importante y tan buena bailarina como tú?-y corrieron a abrazarse.
Ciara y Felicity se abrazaron: Al fin volvieron a reconciliarse.
Distrajimos a Valerie...pero cuando averiguó lo que tramábamos....:
-Buen intento, pero no he nacido ayer. Ahora os la habéis cargado, chicas. Muy bien hecho. Mañana todo el mundo sabrá lo de la pelea de Felicity y Ciara y los celos que sintió Ciara. Para encima, está bajo mi presión y no podrá disculparse. ¡Esto le dejará marca y dolor, y le enseñará el sufrimiento que sufro cada día!
-¿Qué sufrimiento ni qué narices, Valerie? Tú disfrutas haciendo daño a la gente-dijo Ella.
-Sí, es repugnante-comentó Sheila.
-No os preocupéis, no lo va a contar-dijo Melisa, mientras sacaba de su bolso el diario de Valerie.
Entonces nos preguntamos por qué Melisa tenía el diario de Valerie. Ella nos respondió a nuestra pregunta:
-Se lo cogí de la taquilla porque esta mañana se le había caído el papel de la mochila en el que tenía escrito su número de seguridad-nos explicó-. Entonces hurgué en su taquilla...y encontré este libro tan interesante-se lo mostró a Valerie-. La verdad es que trae cosas muy bonitas, que no sé si merecerá la pena ir contándolas por ahí: En una de las páginas cuenta que estás engañando a tus fans sólo para que ellos sean tus amigos y así tener más popularidad. Sí, sería un buen artículo para el periódico escolar. Tal vez se lo entregue a Ciara para que lo presente en el periódico. A tus fans les interesaría la clave de tu éxito, ¿no te parece, Valerie?
-¡Ni hablar!-gritó Valerie con fiereza, intentándole quitar el diario a Melisa, pero ésta lo alzó hacia arriba de tal forma que Valerie no pudiera alcanzarlo-. ¡Devuélvemelo! ¡Lo que estás haciendo es violar mi privacidad!
-Te lo devolveré si no andas contando eso por ahí a todo el mundo-dijo Melisa-. En cambio, si lo andas contando, no te devolveré tu diario y presentaré un artículo al periódico escolar para que presenten tu sucia clave a todo el instituto.
-¡Vale, vale, no lo haré, no lo haré, lo prometo!-sollozó Valerie.
Melisa arrojó el diario con arrogancia y le dijo con tono arrogante:
-Todo tuyo, creo que deberías tirarlo al agua, lo que escribes es basura-dijo, antes de que nos fuéramos.
Dicho esto, dejamos a Valerie sola, ahogándose en sus penas, mientras nosotras habíamos dado por cumplida una misión: La reconciliación de Ciara y Felicity.
Ciara logró dejar de obsesionarse por practicar ballet para tener la nota más alta, y había aprendido que nadie era perfecto, que a veces no todo era como uno deseaba, y que a veces había que aceptar la realidad tal como era; y Valerie había aprendido a no interponerse en nuestras vidas. En cuanto al nombre de la pandilla....no lo tuvimos tan claro...
-Prefiero ponerle Pans&Company-propuso Ella-. Es fácil de recordar.
-¿Pans&Company? Muy cutre-comentó Melisa.
-Catwoman&Company-propuso Felicity.
-Demasiados murciélagos en compañía-bromeó Ciara.
-¿Las 6 mosqueteras?-propuse-. ¡No estaría nada mal! Somos como D'Artacan y los 3 mosqueteros, sólo que somos seis y chicas.
-Muy... ¿mosquetero?-comentó Ella.
-Yo propongo que dejemos el nombre para otra ocasión, ya se nos ocurrirá algo, no todo nos sale a la primera-propuso Sheila-. A mí no se me ocurre nada.
-Me parece justo-comentó Ciara-. A mí tampoco se me ocurre un nombre.
Ni a ninguna.
-A nosotras tampoco-dijimos Felicity, Melisa y yo al unísono.
-No importa-dijo Ciara-. De momento, seguiremos el consejo de Sheila.
Lo acordamos así. Como ha dicho Sheila, no todo siempre sale a la primera, o tiene que salir, ¿no?
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