CAPÍTULO CONTADO POR FELICITY
El primer amor puede aparecer en cualquier etapa de la vida. Nunca se sabe si el primer amor puede ser el amor de tu vida o no: En la mayoría de los casos no lo es, pero hay muy pocos casos en los que el primer amor sí puede ser el amor de tu vida.
Los noviazgos suelen ser de corta duración, aunque hay muy pocos casos en los que tengan una duración larga. Y eso puede ocurrir en todas las etapas de la vida.
Para Ciara, la primera vez que apareció fue hace poco, unas dos semanas aproximadamente, cuando recibió una carta de amor:
Ciara estaba metiendo los libros de francés en la taquilla cuando un sobre cayó de su taquilla. Ciara lo cogió.
-¿Qué es esto?-preguntó, mirándolo con extrañeza.
-Seguramente que fue idea de alguno de estos bobos-respondió Melisa, con desdén, refiriéndose a los chicos.
-No trae de quién es-dijo Ciara.
-Se supone que la persona que te la mandó no debe ponerlo para que adivines por tu cuenta quién es-dijo Ella-. ¿O no ves pelis románticas?
-Rómpelo todo-la interrumpió Melisa, dirigiéndose a Ciara-. No tiene sentido abrir y leer una carta cuando se sabe que son los idiotas de
The Secret Door.
-No se sabe, Melisa-dije-. Igual es una carta de otro chico. No creo que
The Secret Door, con lo poco correctos que son, compren un sobre para meter una carta dentro. Y si es una carta, fijo que es una hoja de papel de libreta con manchas de chorizo sin meter en un sobre.
Ciara abrió el sobre. Dentro de él había un papel rosa: era la carta.
-Léela, por favor-le pedí a Ciara.
-¡Sí, léela!-suplicó Ella.
Ciara leyó la carta:
Querida Ciara:
No sabes quién soy, pero yo sé quién eres y voy a decirte una cosa: me gustaste desde el primer momento en que te vi, no te voy a decir dónde ni cuándo, pero desde el primer momento que te vi me enamoraste.
Nunca había visto unos ojos tan bonitos en mi vida: ese tono tan vivo, que me hace sentir fuerte cada vez que los recuerdo. Por no hablar de tu pelo brillante, liso y sedoso, que me gusta mucho más todavía cuando el viento te lo columpia y cuando el sol te lo hace brillar.
Tus labios también me encantan, de hecho son mi principal atracción: son tímidos, agradables y muy bellos, como los de una princesa. Y tus sonrisas también me encantan: cuando sonríes, yo también sonrío, aunque estas sonrisas no estén dirigidas a mí me gustan igualmente. No soporto verte triste, así que, por favor, no dejes de ser tú, pase lo que pase.
Tu nariz también me gusta, es muy dulce y bonita. Y quien te diga que no, no hagas caso, es un cretino o una cretina. Y si tienes una idea alocada como hacerte un piercing en la nariz, retira la idea inmediatamente.
Ya sé que no se me dan bien las palabras, pero nunca he escrito ninguna carta de amor dirigida a nadie. Si quieres conocerme, pásate por el parque hoy a las cuatro y media y quedamos junto a la fuente.
Un beso,
Anónimo.
-¡Ooh, qué bonito!-comentó Ella.
-Patético-comentó Melisa-. Yo que tú no iría, Ciara. Igual es una gamberrada de los chicos. A lo mejor te esperan en el parque esta tarde para reírse de ti al no ver a ese supuesto chico y al haber caído en su trampa.
-Melisa, ya te lo he dicho antes, no puede ser una idea de
The Secret Door porque son tan poco correctos que no escriben una carta en un papel decente, ni se molestan en meterla en un sobre-insistí.
-Mi querida e ingenua hermana, ¿es que no te da más para pensar?-me espetó Melisa-. Puede que esta vez cambiaran de técnica para engañarnos. Pero a nosotras no nos engañan.
-Yo creo que deberíamos investigar antes de juzgar previamente-dijo Sheila.
-Yo también lo creo-dijo Ciara.
-Y yo-dijo Alex.
-¡Quién sabe! A lo mejor tenemos razón-dijo Ella-. Igual hay un chico que anda tras Ciara.
-Ciara es muy guapa-dije.
-No me extraña que Will esté detrás de ti todo el día-le dijo Ella a Ciara-. Bueno, tampoco es tan feo...-añadió con una sonrisa pícara.
-Tampoco te pases, Ella-dijo Ciara-. Will nunca tendría la suficiente inteligencia para escribir una carta tan bonita. Y si no te parece tan feo, ¿por qué no te lanzas y le pides para salir?
Eso hizo que Ella se callara, pero su silencio no duró mucho, ya que habíamos pillado a los chicos, que estaban huyendo de nosotras mientras bajábamos las escaleras. Lógicamente, habían estado espiándonos. Pero nosotras no nos quedamos paradas: fuimos tras ellos, seguidas de Ciara.
-¡Eh, eh, eh! ¡Vosotros no os escapáis!-dijo Ciara, en cuanto agarró a George por la cazadora.
-¡Suéltame!-le ordenó George a Ciara, pero ella no lo hizo:
-No te soltaré-dijo-. No lo haré hasta que tú y tus amigos nos expliquéis por qué hacéis esto. ¿Por qué me metéis una falsa carta de amor en la taquilla para reíros de mí? ¿Por qué lo hacéis? De verdad, si existiera la asignatura "Tontería" aprobaríais con un sobresaliente.
-¿De qué estáis hablando?-dijo Will.
-Muy buen intento a la hora de evitar lo inevitable-dijo Melisa, con desdén-. Pero con nosotras, desgraciadamente, eso no funciona.
-¿Por qué estuvisteis espiándonos?-preguntó Sheila.
-Bueno...pues simplemente porque nos parecía raro que alguien anduviera tras Ciara-respondió Joe.
-Y con raro nos referimos al término "curioso"-dijo Dean.
-No me fío de vosotros. ¿Quién ha escrito la carta?-preguntó Ciara.
-Ciara, ninguno de los seis hemos escrito la carta-respondió George.
-Me fío de ti sólo porque eres mi hermanastro-dijo Ciara-. Y más vale que tengas razón, porque como no la tengas, hablaré seriamente con Devon y mamá.
Dicho esto, Ciara soltó a George.
-¡Oh, la niña de mamá se va a chivar!-dijo Vince con socarronería.
-Cierra la boca, Vince-respondió Melisa, con seriedad.
Vince se calló.
-Creedme, el chico que anda por Ciara no es nada guapo-dijo Will.
-¿Por qué? ¿Acaso lo conoces?-pregunté.
-Va conmigo a tenis, se cree que es Rafa Nadal-respondió Will-. Más memo imposible. Pero con Ciara hará buena pareja: una buena pareja de creídos.
El resto de los chicos se rieron.
-Y tú y Valerie hacéis una buena pareja de memos-se defendió Ciara.
-Y de chulos-dijo Melisa.
-Y de cretinos-dije.
Dicho esto, los chicos se fueron ladeando la cabeza, y volvimos a quedarnos solas.
-Me pregunto quién será ese chico-dijo Ciara.
-Ciara, déjalo ya, no vuelvas a pensar en ello-dijo Alex-. Ha sido muy intenso. Será mejor que bajemos y nos olvidemos del tema por el momento.
Dicho esto, bajamos al patio.
Ciara no pudo dejar de pensar en quién sería aquel chico durante las dos últimas horas: Incluso estaba en su mundo mientras íbamos de camino a casa.
-Ciara, ¿estás bien?-preguntó Alex.
-Sí, sí, me encuentro bien-respondió Ciara.
-Seguro que estará pensando en el chico-dijo Melisa.
-No te preocupes, Ciara, eso suele pasar-tranquilicé a Ciara-. Me pasa a mí con frecuencia.
-Porque tú tienes los pies siempre en la Luna-me espetó Melisa-. Pero Ciara es distinta a ti.
-Todos somos distintos-dije.
-A ver, calmaros-nos pidió Alex-. Estoy de acuerdo con Felicity: todos tenemos nuestros momentos impactantes, pero esos momentos impactantes son más impactantes a nuestra edad. Lo que hay que hacer ante ese rival es hacerle frente mediante los
hobbies. No sé si me explico.
-Yo lo entiendo-dijo Sheila.
-Yo no-dijo Ella.
-Yo tampoco-dije.
-A ver, que el mejor remedio ante ese problema es hacer otra cosa para olvidarlo momentáneamente-nos explicó Melisa de otra forma.
-Oh, ya lo entiendo, entonces-dije.
A las cuatro y media, Ciara se fue al parque, sin darse cuenta de que la seguía George. Esperó junto a la fuente.
-Ya decía yo que me olía a chamusquina...-se dijo, mientras buscaba con la mirada al supuesto chico que había quedado con ella.
-¿El qué?-preguntó una voz masculina, justo detrás suya.
Ciara se volvió y miró al chico.
-¿Eres el chico que me ha escrito la carta?-preguntó.
-¿Lo dudas?-dijo el chico, con una sonrisa.
-Pues sí-respondió Ciara con seriedad.
-Pues soy yo-dijo el chico-. El que te esperabas. Me llamo Robin, voy a cuarto.
Ciara lo conocía, pero sólo de vista. Robin era uno de los chicos más guapos, aunque también más enigmáticos del insti. Por lo que parecía a simple vista, era un chico cerrado y tímido. Pero lo que le había parecido a Ciara en aquel instante era todo lo contrario: una persona cretina y creída, igual o incluso peor que Will.
-Encantada, pues-dijo Ciara, sin la menor impresión. Se esperaba a otra persona: alguien más seria, más encantadora.
-No lo pareces-dijo Robin, riendo.
-¡Eres un cretino!-lo insultó Ciara de repente-. ¡Will tenía parte de razón! ¡No sé cómo he podido no hacer caso a Melisa! ¡Seré boba!
Ciara iba a irse, cuando Robin la retuvo por el brazo.
-Era una broma, mujer-dijo-. Hay que ver lo poco sarcástica que eres.
-No me gustan los chicos cretinos, que te quede claro-dijo Ciara. Iba a soltarse, pero Robin retuvo su brazo con más fuerza.
-Lo siento-se disculpó.
-No me vengas con esas-dijo Ciara-. Prefiero diez mil veces más a Will que a ti.
-Sólo estaba tratando de coquetear contigo-dijo Robin-. Anda, perdóname.
-Suéltame y lo haré-dijo Ciara.
Robin la soltó y Ciara se fue del parque.
-¡Espera!-la detuvo otra vez.
Ciara lo miró con recelo.
-¿Y ahora qué quieres?-quiso saber.
-Eso quiere decir que me das otra oportunidad, ¿verdad?-preguntó Robin.
-Sí, pero a la próxima no te pases-respondió Ciara.
-¿Tienes algo que hacer ahora?-preguntó Robin.
-Iba a casa a hacer mis deberes-respondió Ciara.
-Entonces te dejo, yo también tengo que irme-dijo Robin-. Antes de nada, ¿quieres quedar mañana conmigo en el recreo para conocernos mejor?
-De acuerdo-aceptó Ciara-. ¿En qué recreo?-preguntó.
-En el primero-respondió Robin.
-Nos vemos mañana, hasta luego-se despidió Ciara.
-¡Chao!-se despidió Robin.
A la mañana siguiente, Ciara estuvo con Robin en la mayor parte del primer recreo. Luego se reunió con nosotras para contarnos la experiencia:
-¡Oh, ese chico es súper-encantador, chicas!-nos dijo-. Me pidió para salir.
Nos sorprendimos:
-¿Y tú qué le has dicho?-pregunté.
-¡Le he dicho que sí, pero sólo cuando tuviéramos tiempo libre!Por no perder estudios ni bajar rendimiento. De esa forma, nos conoceremos mucho mejor-respondió Ciara-. Ahora sólo me falta contárselo a mis padres.
-Felicidades-dijimos todas.
-¡Espero que duréis!-dijo Ella, con una sonrisa pícara.
-Gracias a todas-dijo Ciara.
Los chicos estaban espiándonos mientras nosotras nos concentrábamos en hablar del tema de los noviazgos:
-Mirad, sabía yo que iban a terminar saliendo-dijo Will-. Son dos creídos: El novio se cree que es igual de talentoso que Rafael Nadal y la novia se cree que es la mejor de todos los estudiantes del planeta.
-Yo estuve espiándolos ayer, cuando quedaron en el parque, pero conocerse en tan poco tiempo...-dijo George.
-Piensa un poco, mi querido George-dijo Dean-. Lo normal de las parejas es que se emparejan para conocerse mejor. De esa manera se puede llegar después al matrimonio. Pero no tienen edad para casarse todavía. Es más, los noviazgos de hoy en día no llegan a mucho en la adolescencia.
-¡Qué bien informado estás del tema!-le picó Joe.
-Las revistas cursis esas que tú lees me han servido de algo-dijo Dean-. Leer no es tan malo como parece.
-¡Ssh!-les ordenó Will-. ¡Mirad!
Fue cuando Robin se acercó a nosotras, dándole una sorpresa a Ciara:
-¡Robin!-exclamó, sorprendida.
-Hola, guapa-la saludó-. Chicas-nos dijo-, ¿me permitís...?
-Claro-respondió Alex-. Toda tuya.
-Gracias-dijo Robin.
Dicho esto, Ciara se juntó a él y se alejaron de nosotras, dándose besos por el camino.
-Es raro ver a Ciara así-comenté sin mala intención.
-Lo sé-me apoyó Ella.
-Es raro verla así porque... ¿cómo podría explicarme sin palabras hirientes...?
-...Ciara nunca ha tenido novio-la apoyó Sheila.
-Exacto-afirmó Melisa.
-A mí me alegra verla feliz con Robin-dijo Alex.
-Yo tengo un poco de miedo-confesé.
Cierto: tenía un miedo interior. Ahora descubriréis de qué se trata:
-¿Miedo? ¿Por qué iba a tener ahora la romántica y distraída Felicity Vega miedo a una pareja romántica?-me preguntó mi hermana burlonamente.
-Melisa, no tengo miedo a las parejas románticas, es sólo que me da la sensación de que hay algo que me huele a chamusquina, eso es todo-respondí.
-Felicity, hoy es su primer día como pareja-dijo Alex-. Igual estás así porque se te hace un poco raro el hecho de que Ciara ahora esté más tiempo con otras personas, en este caso su novio. Espera a que pase una semana. Tranquila, te garantizo que todo irá sobre ruedas.
-Gracias-dije.
Alex me dedicó una sonrisa, y yo le devolví otra. Pero, aun así, sus palabras no me resultaron lo suficientemente tranquilizadoras.
Los chicos seguían espiando a Ciara y a Robin:
-¡Ya no aguanto un solo minuto más!-anunció Will-. ¡Es repugnante!
-No sé vosotros, chicos, pero opino dos cosas-dijo George-. Una de ellas: Creo que Will está celoso de Robin; y dos, creo que hay algo que me huele a chamusquina.
George estaba igual de preocupado que yo por Ciara. Le preocupaba el hecho de que los dos se hubiesen convertido en novios tan de sopetón, aunque fuera para que ellos se conocieran mejor.
-¿Por qué iba a estar celoso de ese guaperas?-quiso saber Will, indignado.
-Anda, no finjas hacerte el tonto, sabes muy bien por qué estás celoso-respondió George.
-Estáis insistiendo todos en el tema de que ando por esa enciclopedia andante cuando no es verdad-dijo Will-. A mí me gustan las chicas mayores que yo, rubias, altas, guapas...Y que su profesión sea modelo.
-Pues te va a resultar difícil, las modelos solteras se quedan comprometidas como por arte de magia-dijo Joe-. Además, yo creo que la profesión de la persona no debería importarte demasiado. Las características que importan son la belleza y la esencia de la persona.
-Yo creo que no deberías preocuparte, George-le dijo Dean a George-. Tan sólo llevan unas horas juntos, no llegan al día. Todo irá bien, te lo aseguro.
En lo único que tenía razón Dean era en que Robin y Ciara no llevaban juntos ni un día, tan sólo unas horas. Pero las palabras de Dean tampoco servían de ayuda para George, ya que en el fondo también estaba preocupado.
-Pues Felicity tampoco creo que esté muy despreocupada-observó George-. Yo creo que también siente lo mismo que estoy sintiendo.
-¿Preocupación por tu hermanastra?-adivinó Joe.
George no podía ocultarlo, así que asintió con la cabeza.
-¿Tú, preocupado por tu hermanastra? ¡No deberías!-dijo Dean-. ¿Alguna vez se ha preocupado ella por ti? La respuesta la tienes delante de tus narices y tú no te das cuenta: Ciara no se ha preocupado nunca por ti, y si lo ha hecho, ha sido porque es la niñita de su mamá y tu papá.
-¿¡Tú que sabrás la de veces que me avisó cuando estaba a punto de olvidarme algo en casa!? ¿¡O la de veces que me ayudó a hacer los deberes!? ¿¡Qué sabrás tú de mi vida!? ¡Dímelo!-saltó George-. ¿Sabes tú algo de mi vida?-no hubo respuesta, pero George siguió-. No, no lo sabes. Por eso no debes prejuzgar, ese es uno de los defectos que tienes. Ahora, para que te fastidies, voy a ayudar a mi hermanastra, y te enseñaré lo que es tener un hermano/a o hermanastro/a.
George, decidido, se alejó del grupo y fue entonces cuando se acercó sigilosamente a nosotras:
-¿Qué haces aquí?-quiso saber Melisa.
-No te importa-respondió George-. Felicity, ¿puedo hablar contigo un segundo?
-Claro-respondí, con una mirada de recelo.
George y yo hablamos en privado en un rincón del patio, lejos de mis amigas.
-¿Qué quieres?-le pregunté.
-Estoy preocupado por Ciara-respondió George-. Y sé que tú también lo estás.
-¿Habéis estado espiándonos hasta ahora?-pregunté indignada.
-Mira, no te enfades-me frenó George-. En estos momentos hay cosas mucho más importantes. O, mejor dicho, en este momento hay una cosa más importante que gastar tiempo en enfadarse.
-Tienes razón-admití-. Continúa-le pedí.
George continuó explicándome:
-Verás, pensaba que, como tú y yo estamos tan preocupados, podríamos trabajar juntos para seguir la pista de Ciara cuando esté con su novio. Pero tus amigas no deben saber nada de esto, y mucho menos tu hermana. Es un secreto que de aquí no pasa.
-De acuerdo-dije.
-El sábado quedamos, ya te diré la hora en cuanto me entere de los planes de Ciara-me dijo-. ¿Podrías darme tu número de móvil?-me preguntó.
-Claro, pero no se lo des a tus colegas-respondí.
-Tranquila-me aseguró-. No se lo daré a nadie. Lo juro por el alma de mi hermanastra.
-Más te vale que tengas razón, George, y más te vale no traicionarme, porque siempre y cuando tengo a mi hermana melliza-dije.
-Tranquila, no lo haré-me aseguró George.
Le di mi número de móvil y luego me reuní con las otras. Ella me preguntó burlonamente:
-¿Hay historia de amor?
-¡Qué va!-respondí-. Además, George no me gusta en absoluto.
-Entonces, ¿qué te dijo?-quiso saber Sheila.
-Nada, sólo me dijo que se había enfadado con sus amigos y me ha preguntado si podría participar con él en el trabajo de geografía, en el de geografía económica-mentí-. Y acepté. De todas maneras, el objetivo del colegio es procurar que la convivencia entre los compañeros sea estable, es decir, que haya respeto y todo lo demás.
-¡Qué raro que se hayan enfadado!-dijo Alex.
-El enfado existe-dijo Melisa.
-No seas tan susceptible, por favor, Melisa, me pones nerviosa-le pidió Alex.
-Por favor, no iniciéis una pelea-pidió Sheila, educadamente-. Continúa, Felicity-me pidió.
-Hemos quedado el sábado para empezar a hacerlo, y me dijo que me llamaría en cuanto encontrase un hueco libre en su apretada agenda-continué.
-¿¡Apretada agenda!?-exclamó Melisa. Luego se echó a reír a carcajadas y dijo-: Felicity, no nos hagas reír, por favor. ¿Desde cuándo George tiene su agenda apretada? Tendrá una agenda apretada para sus aficiones favoritas del fin de semana, que son jugar a los videojuegos, salir con los amigos para hacer gamberradas y hacer
zapping con la tele, algo que yo llamaría el
sillón-ball. ¡Ja, ja, ja, ja, ja! Además, ¿desde cuándo pone esmero para hacer trabajos? ¡Venga, Felicity, no me cuentes trolas!
-No estoy contando trolas, Melisa-dije, con calma-. Tú siempre prejuzgas a la gente. Tal vez George no sea un mal compañero. Estudiará poco y todo eso, pero...eso ya es pasarse. Creo que he tomado la decisión correcta cuando acepté su proposición, y nadie va a hacerme cambiar de opinión, porque ya soy mayorcita para que mi hermana diga lo que tenga que decidir. Sé decidir por mí misma.
Melisa me miró extrañada. Yo le dediqué una mirada dura y seria.
-Bueno... si crees que has tomado la decisión correcta, lo respeto, y tienes razón-me dijo-. Ya eres mayorcita para que yo te diga lo que tengas que decidir.
-Gracias-dije, con una sonrisa tímida.
Los días siguientes pasé el recreo con George para actuar como espías de Ciara y Robin. Cuando nos veían juntos sin actuar como espías, la gente llegaban a pensar que éramos una pareja. Incluidas mis amigas y mi hermana, que estaban muy preocupadas.
Estando con George, averigüé una cosa: George no es la persona que es cuando está con sus amigos. Realmente es un chico muy majo y con sentido del humor, además de muy tranquilo. Aunque a veces sea muy arisco con Ciara, en el fondo la quiere.
Hablando de Ciara, aquellos días ella y Robin estaban muy acaramelados:
-Te quiero. Eres lo mejor que me ha pasado en la vida-decía Ciara.
-Yo te quiero más-decía Robin-. Eres una persona fantástica.
-¡Oh, Robin!-decía Ciara.
A veces hablaban entre ellos, sin importarles que los demás estaban a su alrededor, y se besaban.
En cuanto a las demás de la pandilla, yo era el tema de sus conversaciones:
-Felicity me está preocupando-decía Melisa-. Y no sólo eso: es que habla con George hasta por la noche. ¿Estará enamorada también? ¿Serán novios en secreto?
Cierto, hablaba con George hasta por la noche. Dividíamos la llamada en dos partes: una parte de 20 minutos para hablar de nuestro "trabajo" como espías, y otra parte de otros 20 minutos para hablar como amigos.
-Míralo por la parte positiva, Melisa-decía Ella-. Felicity y Ciara serán cuñadas.
-Y si está enamorada de George, ¿qué tiene de malo?-preguntaba Alex.
-No sé, es que es tan distraída...-decía Melisa-. El noviazgo puede hacer que el rendimiento académico de Felicity disminuya por debajo de la media. Y estudia lo justo para aprobar.
-En mi opinión, Melisa, creo que no deberías tener miedo-decía Sheila-. A lo mejor son sólo amigos. No creo que George y Felicity hayan mantenido una amistad anteriormente y a tus espaldas.
-Estoy tan preocupada...encima, por mucho que lo intente, Felicity no quiere contarme por qué está con George estos días-dijo Melisa, nerviosa.
-Melisa, yo estoy de acuerdo con Sheila-dijo Ella-. A lo mejor son sólo amigos.
-O a lo mejor también puede ser que Felicity esté pasando una etapa en la que no les cuente nada a tus padres o a ti-apuntó Sheila-. Esa etapa está relacionada con la etapa de vivir sus propias aventuras sin tu compañía o la nuestra y después no contárselo a nadie. Igual quiere experimentar otras cosas, como estar con George a solas, por ejemplo.
-Yo creo que a George también le pasa lo mismo-observó Alex.
-Estoy de acuerdo contigo-dijo Sheila. Se dirigió a Melisa y la tranquilizó-: Tranquila, Melisa, es sólo una fase. Todo saldrá bien.
-Gracias, Sheila; eso espero-dijo Melisa.
Los días siguieron pasando hasta que Ciara y Robin cumplieron una semana como pareja. El viernes, que era cuando Robin iba a entrenar tenis, espiamos su jornada hasta que se fue a los vestuarios. George y yo esperamos a que saliera de cambiarse. Cuando salió de la pista, la esperaba una chica; pero esa chica no era Ciara. Aquella situación nos dio mala espina.
-George, esto no me gusta-le susurré a George.
Entonces Robin besó a la chica en la boca. Aquella era la primera escena romántica que me parecía repugnante: Repugnante no en el sentido del beso, sino en el sentido de que Robin engañara a Ciara con otra chica. Y una de las cosas que no soporto es que me engañen a mí y les engañen a mis seres queridos.
-¡Qué fuerte!-musitó George.
-Y repugnante-añadí.
-También-dijo George.
-Oye, hay que decírselo a Ciara-dije.
-¡No! No se lo digas-me advirtió George.
-¿Por qué?-dije-. Si se lo ocultamos, Ciara será algún día tomada por tonta. ¿Quieres que a tu hermanastra la tomen por tonta? Yo no, porque es una de mis mejores amigas y la aprecio mucho. Y no voy a permitir que un tonto de 15 o 16 años que se cree Rafael Nadal se salga con la suya.
-Vale, tienes razón-admitió George-. Pero no empieces por ahí: primero pónselo en conocimiento a tus amigas y a tu hermana.
-De acuerdo-asentí-. ¿Y tú que vas a hacer?
-Yo trataré de destapar la verdad por otro camino: acabo de hacer fotos a Robin besando a la chica que supuestamente es otra novia suya. Buscaré un día para dejarlo en ridículo delante de todo el instituto. Sé que está mal y que no se debe hacer, pero esa es la única manera de que Robin aprenda. Esta estrategia que voy a hacer es parte de su "medicina". Ya que él está "suministrando" esa "medicina" para engañar a Ciara (y a su otra novia), ¿por qué no suministrarle a él también parte de su medicina?
-Ya entiendo-dije, con una sonrisa pícara en mis labios.
Mientras nosotros trabajábamos, Will ya había salido de los vestuarios. Robin y su otra novia se habían quedado allí, besándose.
Will frenó la escena con un:
-¡No me lo puedo creer! ¡Eso está muy mal,
Casanova!
Robin y su otra novia dejaron de besarse.
-Eres un imbécil-insultó Robin a Will.
-No tanto como tú-le espetó Will-. Mira que engañar a Ciara de ese modo... debería darte vergüenza.
-Cállate, ¡habla el envidioso que está enamorado de ella aunque no lo quiera reconocer!-le espetó Robin a gritos, para que su otra novia no se enterase de aquel grave error que estaba cometiendo.
-Bueno, anda, si tú lo dices...-vaciló Will-. Puede que no me caiga muy bien y todo eso, pero esta vez la apoyo porque me da lástima de ella.
Casanova, así no se conquistan a las chicas: si quieres salir con una, sólo debes enamorar a una. Y si estás harto de esa chica, corta con ella y pesca otra que te resulte interesante, pero no hagas lo que has hecho: salir con dos chicas al mismo tiempo es algo que un tonto es capaz de hacer, sobre todo para engañar a ambas y hacer quedar en ridículo a una de ellas. Si no sientes nada por una, no coquetees con ella, déjala correr y busca a otra que te resulte guapa; y si lo has hecho sólo para tomarle el pelo a Ciara y engañar a Rachel, me parece que eso es un error más grave.
-Robin, ¿has hecho eso?-le preguntó la otra novia.
-Rachel, no hagas caso a este pringado, ¿no ves que tiene cerebro de mosquito y se cree que es Roger Federer?-Robin trató de engañar a la tal Rachel para que no cortara con él, pero no tuvo éxito:
-Sé que lo has hecho, Robin-dijo Rachel-. Tus ojos dicen que lo has hecho. Tus ojos dicen la verdad. Las sucias palabras que salen de tu sucia boca no dicen la verdad. Creí que estos días estabas ocupado estudiando para tus supuestos exámenes; pero no, ya veo ahora que ha sido todo una mentira tuya para engañarme con otra chica que ni siquiera conozco. Eres un imbécil. ¿Sabes qué? Cortamos. No me gustan los chicos mentirosos e imbéciles como tú. Me marcho-concluyó. Entonces se dio media vuelta y se fue, dejándolo plantado.
Robin miró apenado cómo se alejaba Rachel para no volver. Se volvió y miró fríamente a Will, que lo miraba con una desafiante mirada pícara:
-¿No lo ves? Los idiotas como tú nunca tendrán éxito, y mucho menos con las chicas-le dijo Will-. Si no te gustaba Rachel, ¿por qué no cortaste directamente con ella?
-Rachel me gustaba: Ciara sólo era un vulgar entretenimiento-confesó Robin-. No me gustaba de verdad, pero oía que sacaba nueves y dieces, por lo que decidí escribir esa falsa carta de amor, sabiendo que iba a picar. Mi objetivo era hacer que ella bajase rendimiento académico para así convertirme en el mejor estudiante de la Secundaria Obligatoria, pero me salió el tiro por la culata.
-Pues eso es lo que pasa cuando una persona trata de aprovecharse de otra para conseguir algo que realmente le resulta inalcanzable, aunque esa persona sea incapaz de reconocerlo-dijo Will.
Finalmente, Will fue el que descubrió la verdad de todo el asunto: Robin sólo salía con Ciara para convertirse en el mejor estudiante de la Secundaria Obligatoria y hacer que ella bajara rendimiento académico.
-Ah, y una cosa más-añadió, antes de que él y Robin tomasen caminos diferentes-. Mañana estaré a tu lado pegado a ti como una lapa para ver cómo te disculpas ante Ciara.
Mientras tanto, yo ya había llegado a mi casa, donde les conté a mi hermana y a mis amigas (que por casualidad estaban allí) la verdad.
-¿Estuviste con George para espiar a Ciara y a Robin?-preguntó Alex, indignada.
-Sí-respondí-. Pero era por una buena causa, Alex. Ambos estábamos muy preocupados por Ciara porque algo nos olía a chamusquina. Y nuestra intuición tenía razón: algo olía a chamusquina.
Les conté todo lo que habíamos visto George y yo hacía un buen rato.
-¡No me lo puedo creer! ¿Estaba besando a otra chica?-exclamó Alex.
-Como te lo cuento-respondí-. Nada más salir de la pista de tenis, una chica lo estaba esperando, y él la besó en la boca. Debía de ser otra novia suya.
-Entonces engañó a Ciara-dijo Sheila.
-No sólo eso: también engañó a la otra novia-dije.
-Menudo imbécil-dijo Melisa-. Ya le advertí a Ciara después de que hubiese leído esa carta. Pero, pobrecita, estaba tan ilusionada...
-¡Qué mala suerte!-dijo Ella.
-Bueno, ¿qué se le va a hacer? Son cosas de la vida. Si lo miramos por el lado bueno, esta experiencia fortalecerá a Ciara-dije.
-Pasará un mal trago al principio, pero nosotras estaremos allí para apoyarla-dijo Alex-. No estará sola.
-No-dijo Sheila.
-Pase lo que pase, siempre la apoyaremos-dijo Melisa.
-Yo también apoyo a Ciara-dijo Ella.
-Yo también. Pero además, tiene también a George-dije-. Creedme, si lo conocéis, es un tipo estupendo. Realmente es buena persona, un tipo con sentido del humor y muy tranquilo.
-Felicity, ¿es tu novio?-me preguntó Melisa.
-¡No, por supuesto que no! Sólo somos amigos, y estábamos mucho tiempo juntos por nuestro trabajo como espías-respondí-. Perdonad no haberos contado nada, haberos preocupado y dejado de lado, pero no se lo podía contar a nadie. Era un plan secreto.
-Tranquila, tenías que liberar esa intranquilidad de alguna manera-dijo Sheila.
-Nosotras también lo sentimos, Felicity, no te hemos ayudado-dijo Alex-. Aunque nosotras no nos preocupara que pudiese haber algo raro en la relación, tú hiciste lo correcto: te preocupaste porque temías que le pasara algo a Ciara. Y George también hizo lo correcto.
-Sí, hicisteis lo correcto-afirmó el resto.
-No pasa nada, no os disteis cuenta-dije-. El problema se solucionará mañana.
En ese momento sonó el timbre de mi casa. Mi madre abrió la puerta y nos llamó al cabo de un minuto:
-¡Chicas, tenéis visita de vuestro compañero Will!
-¿Will? ¿Qué querrá?-preguntó Alex.
-Igual vio algo mientras íbamos de camino a nuestras casas-dije.
Mientras tanto, en casa de Ciara, George le contó a Ciara toda la verdad y le enseñó la fotografía que le había hecho a Robin cuando había besado a Rachel en la pista.
-No...no puedo creerme lo que veo-dijo, estupefacta, con las lágrimas en los ojos.
-Lo siento, Ciara-dijo George.
Ciara rompió a llorar.
-¿Por qué he tenido que pasar por esto? ¿Por qué he tenido que ser un objeto de engaños?-preguntó.
-La otra novia de Robin también fue un objeto de engaños-dijo George-. Las dos habéis picado.
-¿Por qué ha tenido que hacerme esto? ¿Por qué?-siguió sollozando, en aquel momento a gritos.
El pobre George trató de tranquilizarla:
-No te preocupes; mañana recibirá una buena lección. Robin es un imbécil y un engreído.
-Y tanto, pienso hacer un ajuste de cuentas-dijo Ciara-. No pienso quedarme ahí parada como una tonta. Agradezco mucho vuestra preocupación por mí mientras estaba saliendo con ese monstruo. Gracias, George.
-¿Para qué están los hermanos?-dijo.
Ciara abrazó a George.
-¿Sabes qué? En el fondo no eres un mal hermanastro. Te quiero-le dijo a George.
-Yo también-dijo George.
Will nos había contado que había dejado en ridículo a Robin delante de Rachel. También nos contó lo que Robin le había dicho: que sólo había utilizado a Ciara para que ella bajara rendimiento académico y así convertirse en el mejor estudiante de la Secundaria Obligatoria. En nuestro instituto, la mayoría compite por ese diploma a lo largo del curso, hasta que lo entregan a final de curso, con los premios y diplomas de Secundaria.
-¡Qué imbécil!-exclamó Alex.
-Sí, es un sinvergüenza-dijo Melisa.
-Tenías razón, Will; es un creído-dije.
-Y tonto-dijo Ella-. Porque todavía está Valerie, que también es una estudiante excelente. Y no digo "excelente" en el sentido del carácter, digo "excelente" por su rendimiento académico.
-Te entendemos, Ella-dijo Melisa.
-Es verdad, todavía estaba Valerie-dije.
-Pero creo que no la utilizó porque Robin suponía que Valerie, a pesar de ser una de las mejores estudiantes de la Secundaria Obligatoria, no es tan ingenua como Ciara-intervino Sheila.
-Cierto-la apoyó Melisa-. Valerie, a pesar de ser muy buena estudiante, tampoco es ingenua.
-Entonces, ¿vamos a darle lo que se merece mañana?-propuso Will.
-¡Espera un momento! ¿Quieres contribuir con nosotras?-dije.
Estábamos sorprendidas ante la reacción de Will.
-Claro, ¿por qué no? Pero sólo por esta vez-añadió, fríamente-. Recordad que somos vuestros rivales.
-Sí, sí, tenemos ese detalle en cuenta, no nos esperábamos nada nuevo-dijo Melisa.
-Y luego dice que no le gusta Ciara-me susurró Ella al oído.
Compartimos risitas en voz baja.
-Nos vemos mañana, pues-se despidió Will-. ¡Hasta mañana!
-Hasta mañana-nos despedimos todas a coro.
Melisa acompañó a Will hacia la puerta de nuestro cuarto y se la abrió. Will salió del dormitorio, y Melisa cerró la puerta.
-¿O es nuestra imaginación o Will es así realmente?-preguntó en voz baja.
-Probablemente sea así, hay tanto misterio en
The Secret Door...-respondí, con una sonrisa amplia.
-Yo creo que en ese grupo se presionan los unos a los otros y no son capaces de ser ellos mismos-comentó Sheila.
-Bueno, ya se enterarán algún día de que no ser uno mismo es inútil y dejarán de hacer tonterías-dije.
-¡Chicos...! Más enigmáticos...-suspiró Alex.
-Sí, están llenos de sorpresas-comentó Ella.
A la mañana siguiente, rodeamos a Robin en el recreo, de forma discreta. Will estaba pegado a él como una lapa, y nosotras rodeándolo como una barrera indestructible.
-¿Qué queréis ahora, mocosos?-nos preguntó.
-Ciara no ha podido dormir en toda la noche-respondió Alex.
-¿Se lo habéis contado? ¿Le habéis contado mi plan?-preguntó Robin, indignado.
-Lógicamente, no íbamos a dejar que un payaso como tú se saliera con la suya y engañase a nuestra amiga-respondí.
Llegó George, que llamó en voz alta a todo el mundo:
-¡Venid a ver esto! ¡Dejad de jugar, por favor!
La gente fue viniendo y viniendo hacia el rincón donde estábamos nosotros.
-¿Qué es lo que ocurre?-preguntó una chica de segundo de Secundaria.
-Veréis, como muchos podéis saber, en los noviazgos puede haber uno que engañe a otro-explicó George-. Y Robin Waterson ha engañado a mi hermanastra Ciara sólo para convertirse en el mejor estudiante de la Secundaria Obligatoria y recibir el diploma a final de curso. Y eso no es jugar limpio. Tanto en el terreno estudiantil como en el terreno del romance hay unas normas, y si esas normas no se cumplen, el toro termina por coger a
x persona. Eso siempre ha sido, es y será así.
La gente quedó mirando a Robin perpleja, mientras éste se ponía colorado de vergüenza y de rabia.
-¡Robin Waterson es un falso!-gritó alguien del coro que nos estaba rodeando.
-¡FALSO, FALSO, FALSO!-gritaron todos a coro.
Los abucheos y los comentarios fuera de contexto predominaron durante una temporada, hasta que Robin se apartó y alejó de nosotros. Entró dentro del instituto para buscar a Ciara, seguido por Will.
-Tengo vida privada, ¿sabes?-le espetó Robin en cuanto supo que Will lo estaba siguiendo.
-Pero voy a estar yo delante porque no me fío de lo que vas a hacer-respondió Will.
-¿Por qué ha entrado ese cobarde gusano?-se oyó un grito de alguien desde el instituto.
Robin buscó a Ciara sin cesar en todas las aulas, en todas las instalaciones, seguido por Will, hasta que escucharon unos pasos en el baño de las chicas que estaba cerca de nuestras aulas.
-Debe de estar allí-le dijo Robin a Will-. ¡Ciara!-la llamó-. ¿Estás en el servicio? ¡Ciara!
Ciara salió del baño de las chicas con la cara llorosa, y aún le salían más lágrimas en los ojos cuando le espetó a Robin:
-¿Por qué me has hecho esto? ¿Eres tonto o qué?
-Lo siento mucho-se disculpó Robin-. Sé que estuvo mal.
-
Muy mal-subrayó Ciara-. Y creo que me perdonas con falsa modestia. Pero ya da igual, porque no pienso volver a verte en lo que me queda de vida. Cortamos. Odio a las personas con intenciones como las tuyas. Ahora, me haría feliz que me olvidaras y que me dejaras en paz: a mí, a mi hermanastro y a mis amigas. ¿Queda claro?
-Sí, queda claro-respondió Robin.
Dicho esto, Robin se fue, dejando solos a Will, que estaba con él, y a Ciara. En cuanto él iba también a marcharse, Ciara lo llamó:
-Will.
-Dime-dijo Will.
-Mis amigas me contaron ayer que has querido contribuir en su plan de humillar a Robin-respondió Ciara-. Y ellas creen que lo has hecho por mí. ¿Es cierto?
-Vale, esta vez me has dado lástima-admitió Will.
Ciara no se lo podía creer: Will, aquel chico con el que a veces tenía peleas constantes, había contribuido en el plan de sus amigas para humillar a Robin. Y admitía también que lo había hecho por ella.
-Si es así, te doy las gracias a ti también-dijo Ciara, con una sonrisa tímida en los labios-. Tenía una idea equivocada de ti; al parecer no eres como sueles ser normalmente.
Y le dio un beso en la mejilla.
-¡Eeeh! ¿Por qué me has dado un beso? ¿Te has vuelto loca?-reaccionó Will, indignado.
-¿Es que no sabes lo que es el cariño?-preguntó Ciara.
-Sí, pero ninguna compañera me había dado nunca un beso como gesto de agradecimiento-respondió Will.
-Lo siento-se disculpó Ciara.
-Da igual, de todas maneras tenía que experimentar algo de eso alguna vez-masculló Will.
George, Will y todas (menos Ciara) habíamos sido castigados por la tutora a causa de haber armado aquel escándalo y haber humillado a Robin delante de todo el instituto. Aunque hubiésemos recibido un castigo por haber cometido aquel error tan grave, le habíamos dado una buena lección a Robin. Después de terminar el castigo, todo volvió a la normalidad.
Humillar a una persona en público no está nada bien, y engañar a una persona y aprovecharse de otra tampoco. Lo que había aprendido Robin era que no se puede engañar a una persona (en su caso, a su ex-novia Rachel) ni aprovecharse de otra (en su caso, Ciara) para beneficiarse a sí mismo. Y lo que ya sabíamos nosotros (pero también, lo que habíamos vuelto a aprender) era que no se puede humillar a una persona delante de todo el instituto para beneficiarnos a nosotros mismos. En nuestro caso, teníamos parte de disculpa (ya que habíamos ayudado a Ciara), pero generalmente no está bien humillar a alguien, y mucho menos en público.